Hay proyectos en la vida de un consultor que nos marcan. Sin duda uno de los más espectaculares fue el Proyecto de la estación del AVE de Lieja, diseño del arquitecto valenciano Santiago Calatrava.
Resulta que un día de febrero del 2.007 recibo una llamada de un viejo amigo de la Escuela de Ingenieros, Álvaro Calderón Carrero, y me dice que hacía un par de meses que había empezado a trabajar en una empresa de construcción de estructuras metálicas llamada EMESA y que pertenecía al Grupo ISOLUX-CORSAN en esos momentos. Él había trabajado antes en un conocido proveedor del Automóvil y tenía mucha experiencia en LEAN MANAGEMENT. Pocos días antes había recibido una llamada de alguien muy importante diciéndole que no sabía dónde se había metido, que la fecha de la obra estaba en peligro y como incumpliese el plazo las penalizaciones asociadas al contrato podrían cerrar la compañía.
Sin embargo su equipo tenía la percepción de que no había ningún problema. La cuenta de toneladas previstas versus toneladas ejecutadas se cumplía. El problema es que para el final de la obra hay además de fabricar, montar. Después de realizar una pequeña formación de la solución cadena crítica de Goldratt, para la gestión de proyectos nos pusimos manos a la obra y empezamos a planificar el proyecto. Lo primero es pasar del contrato a los entregables del proyecto. Vimos claramente que había 3 entregables en la parte de fabricación, pues había tres barcos contratados para enviar el material, el tamaño de la obra así lo exigía. La primera decisión la tomamos el primer día, retrasar el primer barco un par de semanas, pues si no se iría con menos del 50 % de lo planificado.
Con respecto al montaje, y debido al tamaño descomunal de la obra, también la planteamos como tres partes, LADO PLAZA, LADO COLINA Y LA PARTE CENTRAL. Una vez establecida la estrategia de montaje, realizamos las planificaciones, y la sorpresa no se hizo esperar. A falta de 4 meses el proyecto se iba 4 meses, hasta finales de octubre no se terminaba, cuando la fecha objetivo era 30 de junio. El software concerto que utilizamos para la gestión del proyecto fue clave.
La cuestión es clara, hay que hacer algo extraordinario, recuperar 4 meses en 4 meses te obliga a hacer cosas muy diferentes. Conscientes del problema nos fuimos a Lieja, Álvaro y yo a hablar con el equipo liderado por José Ramón Taibo Torrado y sus tres mandos intermedios, BARREIRO, LESTÓN Y LEMA. No me he olvidado de sus nombres, porque aquellos hombres eran tres pedazos de gallegos, ya tenían mucha mili, de proyectos similares. Habían trabajado en El Puente de Rande. Estaban muy desmotivados porque tenían un montón de material en obra que no podían montar por pequeños detalles, y la grúa era la limitación. Vimos la película de LA META, aplicamos sus conceptos y decidimos subordinar todos los planes a la grúa. El resto es historia, los detalles en las fotos.
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Resulta que un día de febrero del 2.007 recibo una llamada de un viejo amigo de la Escuela de Ingenieros, Álvaro Calderón Carrero, y me dice que hacía un par de meses que había empezado a trabajar en una empresa de construcción de estructuras metálicas llamada EMESA y que pertenecía al Grupo ISOLUX-CORSAN en esos momentos. Él había trabajado antes en un conocido proveedor del Automóvil y tenía mucha experiencia en LEAN MANAGEMENT. Pocos días antes había recibido una llamada de alguien muy importante diciéndole que no sabía dónde se había metido, que la fecha de la obra estaba en peligro y como incumpliese el plazo las penalizaciones asociadas al contrato podrían cerrar la compañía.
Sin embargo su equipo tenía la percepción de que no había ningún problema. La cuenta de toneladas previstas versus toneladas ejecutadas se cumplía. El problema es que para el final de la obra hay además de fabricar, montar. Después de realizar una pequeña formación de la solución cadena crítica de Goldratt, para la gestión de proyectos nos pusimos manos a la obra y empezamos a planificar el proyecto. Lo primero es pasar del contrato a los entregables del proyecto. Vimos claramente que había 3 entregables en la parte de fabricación, pues había tres barcos contratados para enviar el material, el tamaño de la obra así lo exigía. La primera decisión la tomamos el primer día, retrasar el primer barco un par de semanas, pues si no se iría con menos del 50 % de lo planificado.
Con respecto al montaje, y debido al tamaño descomunal de la obra, también la planteamos como tres partes, LADO PLAZA, LADO COLINA Y LA PARTE CENTRAL. Una vez establecida la estrategia de montaje, realizamos las planificaciones, y la sorpresa no se hizo esperar. A falta de 4 meses el proyecto se iba 4 meses, hasta finales de octubre no se terminaba, cuando la fecha objetivo era 30 de junio. El software concerto que utilizamos para la gestión del proyecto fue clave.
La cuestión es clara, hay que hacer algo extraordinario, recuperar 4 meses en 4 meses te obliga a hacer cosas muy diferentes. Conscientes del problema nos fuimos a Lieja, Álvaro y yo a hablar con el equipo liderado por José Ramón Taibo Torrado y sus tres mandos intermedios, BARREIRO, LESTÓN Y LEMA. No me he olvidado de sus nombres, porque aquellos hombres eran tres pedazos de gallegos, ya tenían mucha mili, de proyectos similares. Habían trabajado en El Puente de Rande. Estaban muy desmotivados porque tenían un montón de material en obra que no podían montar por pequeños detalles, y la grúa era la limitación. Vimos la película de LA META, aplicamos sus conceptos y decidimos subordinar todos los planes a la grúa. El resto es historia, los detalles en las fotos.