Después de casi 30 años de trabajo como consultor he tenido la fortuna de trabajar con múltiples empresas. Muchas veces he pensado cuál es el factor común que tienen la mayoría de las empresas que nos contratan y después de mucho reflexionar creo que el hecho principal que más se repite es el liderazgo activo . Cuando digo liderazgo activo quiero decir que al frente de ellas hay siempre una persona que tiene muy claro que el éxito de su organización depende de la decisiones que él tome.
No suelen ser personas que se mueven por modas, sino que son inconformistas, buscan la excelencia y valoran los modelos innovadores. La mayoría de ellos valora ser de los primeros en implantar algo en su sector si las ideas que hay detrás les convencen, también suelen tener una fuerte personalidad y durante la implantación les gusta saber cómo van las cosas y si hay que tomar decisiones, a veces trascendentes y no agradables, las toman.
Aunque este es el factor común, a veces hay excepciones. Recuerdo ahora hace años, una implantación de Cadena Crítica y el software concerto. Este proyecto suponía un antes y un después para la compañía, pues integraba a todas las áreas en la gestión diaria y las sincronizaba activamente en todos los proyectos. La visibilidad que les daba era ciencia ficción, antes de empezar el proyecto de consultoría, y poder saber cómo estaban todos los proyectos diariamente parecía un sueño. Pero lo que jamás olvidaré es la pregunta de su líder, ¿Cómo vais?, mi respuesta fue , dirás ¿Cómo vamos? No, no fue la respuesta del líder, nuestra forma de trabajar es contratar consultores que nos parecen diferentes, y que después sea la organización la que decida si le parece interesante o no.
La forma de trabajar de este líder no era liderazgo activo, sino todo lo contrario, se ponían fuera del proyecto, y le daban toda la responsabilidad a la organización. Pero qué es la organización sino una herramienta de gestión, que en manos de un líder y sus decisiones harán que sea más o menos eficiente, más o menos cumplidora con los compromisos adquiridos, más o menos abierta al cambio, más o menos innovadora, etc.
Sobre esto yo tengo mi propia teoría empírica, basada en la realidad y en la experiencia adquirida durante estos años y es la siguiente:
UNA ORGANIZACION ES EL ESPEJO DE SU LIDER.
Quiero esto decir, que si al líder, sea el director general, el consejero delegado, el presidente, no es cuestión de puesto sino que es cuestión de quien toma las decisiones, le gusta la fabricación, la mejora continua, la automatización, la tecnología, pero no le presta demasiada atención a las ventas ni a los clientes, esta empresa será excelente en la fabricación, el I+D, pero será muy mejorable en la parte comercial. Este tipo de empresas no venden sino que le compran porque tienen unos productos excelentes. Y lo mejor que le puede pasar es esto, pues si no fuera así, no tendríamos un liderazgo activo, y eso sería peor.
Publicado por Manuel Castro en LinkedIn
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